Cuando se pierde la gloria

12.11.2013 21:54

Cuando  se pierde la gloria.

 

Estaba recordando estos días el pasaje en Génesis donde después de haber pecado Adán, Dios lo busca en el huerto y  él se esconde.

La respuesta del hombre ante la pregunta de Dios de dónde estaba fue: "tuve miedo porque estaba desnudo y me escondí" (Génesis 3:10)

Estas pueden parecer simples palabras si las leemos al pasar, pero tratemos de ver lo que realmente dice Adán.

La respuesta de Dios hacia lo que él le respondió es bastante particular: "¿Quién te ha dicho que estabas desnudo?" (Génesis 3:11). La pregunta que yo me hice fue sencilla ¿Cuáles eran los vestidos de Adán?...


"Y lo coronaste de Gloria y de Honra" (Salmos 8:5), las vestiduras de Adán eran la Gloria de Dios, dice Job "Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza" (Job 19:8), hablando de vestiduras y repite "La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente."  (Job 41:15)

 

Las vestiduras de Adán eran la gloria de Dios pues fue hecho a imagen y semejanza de Él, y eso eran sus escudos. Tal vez por eso David dijo "Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza." (Salmos 3:3). La conciencia de su desnudez vino con la desobediencia, pues sus vestiduras (gloria y escudo) se apartaron de él.

 

No fue la realidad del pecado lo que le abrió los ojos, sus ojos siempre estuvieron abiertos, sino que sus vestidos literalmente le abandonaron, y en realidad lo que lo abandonó fue la misma presencia que lo rodeaba. Su temor no fue otro que el haber traicionado su compañía, haberla arrojado de sí. Ya no tenía la cobertura necesaria para estar con Él... y en Él. Quizás David, sabiéndolo, dijo: "Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria." (Salmos 26:8)

 

No fue un simple ropaje lo que Adán perdió, ni siquiera se le abrieron sus ojos por primera vez; siempre estuvieron abiertos, lo que no vio Adán, era el verdadero problema, al verse no vio sus vestidos, o sea los de Dios: "Te has vestido de gloria y de magnificencia" (Salmos 104:1), dijo el salmista.

Su desnudez le trajo temor y yo creo particularmente que no solo temor de Dios sino de todo lo que lo rodeaba, la desnudez del hombre nos sigue por el resto de nuestra vida, y únicamente nos sentimos vestidos cuando está en Su voluntad. Tal vez por eso Pablo dijo que "somos transformados de Gloria en Gloria" (2da Corintios 3:18), o deberíamos decir revestidos, como dice Pablo acerca de los que en Cristo están bautizados, ya que los originales los perdimos.


Y quizás ese sea el verdadero problema que enfrentamos o al menos el que yo enfrento, cuando no veo Su gloria me veo desnudo, y siento el temor, no solo de Dios sino de todo lo que me rodea.

La pregunta de Dios todavía resuena en mis oídos "¿Quién te ha dicho que estás desnudo?" Tu y yo amigo mío sabemos cuando estamos desnudos. ¿Sabes? Yo he sentido esa desnudez muchas veces, me he mirado y me di cuenta que la gloria ya no me vestía. A veces en un servicio me he visto cubierto de hojas de parra, o ministrando en el don y no en la Gloria.
He sentido esa frustración y he sentido el temor de la desnudez. También busqué algunos árboles donde esconderme, quizás razonamientos o justificaciones pero al fin, solo me hallaba simplemente desnudo.

 

Querido amigo, si ese es tu sentimiento, déjame decirte que Él está listo para revestirte, solo que te detengas un instante y en vez de esconderte salgas con tu desnudez delante de El y le digas "Señor, me equivoqué. Señor, te necesito."

No sigas caminando solo en tu desnudez no continúes entre tus temores, no te dejes abrumar por los pensamientos del enemigo, tus ojos se pueden volver a Él y hallar el oportuno socorro. ¿Sabes? Sólo hay una persona que no puede ser sanada y es la que no reconoce que está enferma. Si estás sintiendo desnudez puedes salir a Él y decirle: "Señor, cúbreme de tu gloria, como aquella que una vez tuve allá en el Edén; revísteme, pues he perdido mis vestiduras..." y Él vendrá y te rodeará pues Él es y siempre será...

...PADRE...

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