Antes de poder hablar de adoración, tenemos que hablar del corazón, ya que es lo que el Señor busca en nosotros más que cualquier otra cosa.
Proverbios 4:23 dice:
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida
Al hablar del corazón no me refiero al órgano físico que bombea sangre a través del cuerpo; sino al centro de la existencia espiritual del hombre, que refleja (según el Diccionario Bíblico): “El carácter, la personalidad, la voluntad, y la mente del ser humano”. Sin el corazón no podemos vivir; por lo cual, así como cuidamos nuestro corazón físico, debemos cuidar nuestro corazón espiritual.
Es indispensable que permitamos que el Señor penetre hasta lo más profundo de nuestro ser para que no existan áreas de nuestra vida, fuera de su control. El corazón es aquella área donde sólo nosotros sabemos lo que hay. Nadie puede adivinar lo que el hombre esconde en su corazón. Por fuera nos pueden estar demostrando algo, cuando por dentro pueden estar sintiendo totalmente lo contrario.
Muchos creyentes piensan que la alabanza y la adoración son sólo demostraciones físicas y exteriores de agradecimiento, emoción, alegría y gozo al Señor por todo lo que El representa, y por todo lo que Él hace.
A pesar de que son muy importantes estas demostraciones exteriores de alabanza, querido hermano (a), a Dios le interesa por sobre todas estas cosas, TU CORAZÓN…
Veamos 2 Crónicas 29 (Ezequías purifica el templo). Leer los versículos 25 al 30:
"Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios, y arpas, conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas.
Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.
Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel.Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el holocausto.
Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron.
Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente: y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron."
Cuando estudiamos acerca de la alabanza y la adoración, leemos estos versículos entre otros, para sustentar bíblicamente el uso de los instrumentos musicales, el canto congregacional, la alegría y el gozo, y la postración como formas de alabanza y adoración.
Pero si leemos el contexto de este pasaje, encontraremos un trasfondo con un profundo contenido espiritual.
Ezequías fue un rey que hizo lo recto ante los ojos del Señor (2 Crónicas 29:2). Sin embargo Acaz, su padre, fue un hombre perverso que vivió alejado de Dios. En el capítulo 28 de este libro, podemos leer su historia.
Desde el abuelo de Ezequías se nota un detalle bastante interesante ¿cuál es ese detalle?…que hubo menosprecio hacia el templo o el santuario. Como sabemos el santuario es el lugar donde habita Dios.
Hoy día, el nuevo testamento declara que Dios ya no habita en templos ni edificios hechos por hombres, sino en el corazón del hombre (1 Corintios 3:16,17; 6:19).
2 Crónicas 27:1-2
"De veinticinco años era Jotam cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jerusa, hija de Sadoc.
E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Uzías su padre, salvo que no entró en el santuario de Jehová. Pero el pueblo continuaba corrompiéndose."
Jotam, el abuelo de Ezequías, NO ENTRABA EN EL SANTUARIO DE JEHOVA (2 Crónicas 27:2). Dice la Biblia que todo lo demás lo hacía bien, pero que sólo le faltaba este pequeño detalle. Era el detalle que le faltó a Acaz (hijo de Jotam), creció en un ambiente donde nunca se asistió al templo. (Una falta de comunión con el Señor) Y esta fue la causa de que fuera un hombre alejado de Dios.
Aquí hay una lección muy importante que aprender. Cuando descuidamos nuestro “templo”, o nuestro santuario, corremos el gran riesgo de alejarnos del Señor.
Es decir cuando descuidamos nuestro corazón que es el lugar espiritual, donde tenemos nuestro encuentro con Dios…les digo de otra forma: el alejarnos de Dios o estar lejos de Dios, es la consecuencia de no tener comunión con El. Y esta es lo más terrible que le puede pasar a un creyente.
En la vida de un adorador tiene que haber la DISCIPLINA de asistir fielmente al santuario del Señor.
Es indispensable que nos tomemos el tiempo y la “molestia” (aunque decirlo así no es la forma más correcta, pero nos ayuda a entender la idea). Es muy importante el ser disciplinados en buscar al Señor. Esto incluye oración, lectura, estudio y meditación de la Palabra de Dios, y por supuesto incluye también el congregarnos puntual y fielmente en el lugar de reunión donde el Señor nos ha puesto. El escritor de Hebreos lo dice claramente: Hebreos 10:23-25
"Hermanos haciendo un paréntesis, es necesario juntarnos como cuerpo para animarnos, aprender, tener tiempo juntos con el Señor, y permitir que El no hable dándonos dirección, consuelo, fortaleza y tantas cosas más que necesitamos como seres humanos."
Regresando a nuestra historia en 2 Crónicas 29, cuando Ezequías tomó el trono, se encontró con la triste realidad: que su padre había desecho de tal manera el templo, que hasta de bodega lo estaban usando.
Es interesante notar que una de las primeras cosas que hizo Ezequías fue darle atención al templo. De esta manera reconoce la importancia de tener a Dios en el centro de sus actividades y por lo tanto, lo primero que hace es reparar la casa de Dios… ¿por donde empezó?: POR LAS PUERTAS.
Hermanos estamos hablando del corazón del adorador que debe estar limpio y debe ser puro…porque nuestro corazón es el santuario del Señor.
Releer el V. 3… Repito lo primero que hizo Ezequías al comenzar su reinado en Judá fue reparar la casa de Dios, el santuario, ¿por donde empezó?: POR LAS PUERTAS.
¿De qué nos habla esto? ¿Qué tiene que ver esto con nosotros?…mucho…las puertas tienen que estar abiertas y reparadas. ¿Cuáles son estas puertas?…tienen que ver con la entrada, el acceso a nuestro santuario, a nuestra vida de cristianos, es la parte expuesta a la calle, lo superficial, lo que todo el mundo ve… ¿Qué es esto?: EL TESTIMONIO
Es decir lo que todos ven y oyen: ¿qué ven?…ven nuestra manera de vivir, nuestras acciones y reacciones, nuestra conducta, nuestro comportamiento (fuera de la iglesia),… y ¿qué oyen?… oyen nuestras palabras, nuestras conversaciones, nuestros dichos, lo que sale de nuestra boca.
Las puertas son entonces…nuestro testimonio: o sea la prueba, la señal, la demostración que damos a los demás de que Cristo está en nosotros…si es que está en nosotros.
Necesitamos abrir nuestras puertas o sea abrir nuestro corazón, nuestra vida de tal manera que los demás perciban al Cristo que mora en nosotros por su Espíritu. Y si las tenemos que abrir, es porque están cerradas (ampliar…cristianos que pertenecen al S. I. J…son los agentes secretos de Jesús). Y no solo las tenemos que abrir, sino que también las tenemos que reparar.
…y ¿cómo reparas tu testimonio?: permitiendo que el Señor trate con los problemas obvios y destacados de tu vida, dejando que el Espíritu Santo te convenza de pecado, y entregándole al Señor esos pecados, y bajo esa convicción, determinar con todo tu ser abandonarlos y renunciar a ellos cueste lo que cueste.
En fin abandonar todas aquellas cosas que han sido y son un estorbo en tu vida…tú las conoces mejor que nadie… y entregárselas al Señor y permitir que El le de una pintada, una arreglada, una desempolvada, y coloque una nueva chapa, y nuevas bisagras a tus puertas…es decir que tengas UN TESTIMONIO DE VIDA QUE DE GLORIA Y HONRA AL SEÑOR.
Dentro y sobre todo fuera de la iglesia: en tu casa, en tu vecindario, en tu trabajo, en tu centro de estudios, etc. por donde tú vayas, y en donde tú estés, que la luz de Cristo alumbre poderosamente.
(Fuente: https://jubalperu.com/antes-de-ser-un-adorador-parte-i/)